sábado, 3 de mayo de 2014
Un blog para reflexionar sobre la libertad de expresión
La libertad de expresión es un derecho humano, reconocido en diversos tratados de derechos humanos y consagrado en la Constitución Política de Nicaragua. La libertad que reclamamos es para poder convivir de manera respetuosa, aceptando que vivimos en una sociedad diversa, multiétnica y multicultural. Es decir, reclamamos como derecho un principio de la Revolución Francesa de 1789: que se respete la palabra, y que ninguna persona sea molestada o perseguida por sus opiniones o pensamientos.
Nicaragua conquistó con su revolución de 1979, el derecho a la libre expresión porque en casi toda su vida republicana, los distintos regímenes políticos que se sucedieron desde la independencia, persiguieron a aquellos que consideraron disidentes u opositores a los discursos oficiales. Por mucho tiempo las voces y las opiniones hegemónicas fueron aquellas conectadas con los poderes políticos, militares, religiosos o económicos.
En Nicaragua a lo largo de su historia, los periodistas sufrieron represión, censura, chantajes, amenazas, prisión, exilio y muerte. Pero siempre hubo mujeres y hombres valientes que desafiaron el estatus quo y ejercieron una labor digna y valiente para que la sociedad se enterara de todos los abusos del poder. Venimos de un pasado de exclusión política y es por eso que el pueblo vio en la revolución, un camino para construir un país diferente, donde valiera la palabra de las mujeres, de las poblaciones indígenas, de la ciudadanía de a pie.
Hoy que es día mundial de la libertad de expresión, celebramos el derecho de las ciudadanas y ciudadanos para expresarse en libertad. Teniendo como únicos límites el derecho a la honra, la reputación y la dignidad de otros seres humanos. Como comunicadores del siglo XXI, reclamos el derecho a vivir en una sociedad democrática en la cual el poder este sujeto a las leyes, los gobernantes rindan cuentas de sus actuaciones a la ciudadanía, la ciudadanía ejerza su derecho para interpelar y demandar rendición de cuentas y transparencia de parte de los poderes públicos, y aquellos que nos dedicamos a informar en los medios masivos, lo hagamos de forma responsable.
Hoy como ayer, nos corresponde a las y los comunicadores levantar la bandera de la libertad de expresión, en nombre de tantos colegas, muchos de los cuales hicieron su trabajo en silencio, sin pensar en el heroísmo de sus actos. Simplemente porque tomaron conciencia de que estaban buscando la noticia oculta en lugares oscuros, donde el poder no quería que se descubrieran sus tropelías. Vale la pena celebrar este día para demandar que las personas puedan expresarse en libertad, que es uno de los grandes valores para una convivencia plural en la sociedad democrática.
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